Judas

Judas

Estaba muy contento, porque en aquellas jornadas “anticarcelarias” la gente entendería a la chavalada de mi barrio que está presa.

Gente sensible que entenderían el sufrimiento psicológico y el deterioro constante que provoca las prisiones y el aislamiento, no solo en los presos, si no también en sus familias y allegados.

Todos estaban de acuerdo; “¡La cárcel hay que derribarla porque es producto del sistema Capitalista y del Estado!”

Una chica levantó la mano, dijo que le habían violado, y que sintiéndolo mucho, a sus violadores les deseaba la muerte. Y encendió la mecha;

– ¡¡Claro que si!! Y más ¡¡yo les cortaría la cabeza!!

– ¡¡Yo les lapidaría!!

– Claro que si, la justicia la debe ejercer el Pueblo ¡no las instituciones del Estado! Y haríamos un juicio popular y decidiríamos entre todas y todos qué hacer con el violador, y si sale muerte ¡¡¡muerte!!!

Y las jornadas “anticarcelarias” se transformaron en jornadas “Pro – pena de muerte”

Y yo pensé; “si tengo que elegir para mi chaval entre cárcel o lapidación, elijo cárcel”

Y me pasó lo mismo con guerrilleros salvadoreños que habían luchado por la revolución; “¡¡A los pandilleros mareros hay que matarlos!!”

Y me pasó lo mismo con las asociaciones de animales; “¡A los maltratadores de perros hay que hacerles lo mismo que hicieron al animal!”

Y me pasó lo mismo con las asociaciones contra el Bullying en las aulas; “¡¡Al niño abusador hay que expulsarle y aislarle y multarle!!”

Al oír los disparos de los fusilamientos, Platero (el burro) se asusta. Juan Ramón (el poeta) le acaricia; – vamos tonto, no tengas miedo, solo están matando a Judas –

La Humanidad siempre matando a Judas, buscándole para condenarle, juzgarle, encerrarle…

¿Qué mundo nuevo es ese que viene tan revolucionario? Si en el fondo nunca hemos dejado de buscar a Judas.

Muerte a Moby Dick

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Con un clavo el capitán Ahab sujeta un doblón español de oro al palo del mástil. Y comunica a la tripulación que el primero que divise a Moby Dick se llevará el doblón.

Es el momento en que les dice a sus hombres que la misión del Pequod (el barco ballenero) ya no es cazar ballenas para comer, sino perseguir por todos los océanos sin descanso a la gran ballena blanca; Moby Dick.

– Cazamos para vivir, no vivimos para cazar. Es absurdo sentir odio por un animal que ni siquiera tiene conciencia ni inteligencia y que no sabe lo que hace.

Le contesta el primer oficial Starbucks, el único lucido entre la tripulación, y que es consciente de la locura del capitán, y del destino desastroso que les espera.

Cegado por el odio y el deseo de venganza el capitán alza su arpón y grita;

– ¡¡Muerte a Moby Dick!!

La tripulación desconcertada por su nueva misión, repiten flojo;

– muerte a Moby Dick

Y el capitán grita;

– ¡¡Muerte a Moby Dick!!

Y la tripulación se va animando;

– ¡muerte a Moby Dick!

– ¡¡¡Muerte a Moby Dick!!!

– ¡¡¡¡¡MUERTE A MOBY DICK!!!!!

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡MUUUUERTEEEEEEEEE A MOOOOOBYYYYYYYYYY DIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIICK!!!!!!!!!!!!!!!!

¿Os habeis parado a escuchar atentamente a los capitanes de este gran barco que es la Humanidad?; «Hay que crecer, aumentar el consumo, más horas, más sacrificio, más compras, más más más… hay que competir, competir, competir…»

Apagad el sonido de la televisión y leed los labios de nuestros capitanes, si os fijais bien, si ponéis atención, leeréis en sus labios;

– hay que competir, hay e competir, hay mu e mompetir, ymuer ae mobytir, muer a mobyir, muerte a Moby Dick, muerte a Moby Dick, muerte a Moby Dick

La importancia

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“Barrio” es una película de Fernando León de 1998, trata sobre la vida de tres adolescentes durante un verano en un barrio marginal de Madrid. Muchas de las escenas se rodaron en mi barrio. Es una película llena de metáforas y simbolismos.

Una de las metáforas que más me gustó fue cuando los chicos entran a robar a una tienda de trofeos y medallas. Se quedan alucinados de ver tantas copas, medallas, trofeos… que simbolizan el concepto de “éxito” en nuestra sociedad, que se contrapone al sentimiento de “fracaso” que hay interiorizado dentro de los muchachos.

Uno de los chavales ansía llevarse todas las copas ¡y no puede agarrar ni abarcar tantos trofeos!; de natación, de fútbol, de tenis… simboliza el hambre de los chavales de ser tenidos en cuenta, de ser valorados, de ser importantes para alguien.

Un día me ocurrió una anécdota con este concepto de “importancia”. Yendo en metro a la “Escuela de Boxeo” uno de mis chavales me preguntó;

–          ¿No te gustaría ser entrenador de boxeo?

Yo me quedé un poco desconcertado, ¡pues yo era su entrenador!

–          Pero… si soy vuestro entrenador, ya soy entrenador de boxeo

–          No. Pero me refiero a entrenar a gente importante

Me quedé pensando, miré a todos los chicos y chicas que iban conmigo y les pregunté;

–          ¿Es que vosotros no sois importantes?

El chico se quedó pensando sin saber que responder. Hasta que le puse la mano en el hombro y le dije;

–          Para mi sois muy importantes.