La Parofobia

parofobia

Una miembro de un movimiento político de cuyo nombre no quiero acordarme, dijo que todos los seres humanos debían tener derecho a una renta básica de subsistencia, ya sea en capital o en especie (para poder hacer efectivo el artículo 25 de la declaración universal de derechos humanos).

El economista que oyó aquella barbaridad apocalíptica se llevó las manos a la cabeza;

* ¡¡Es una locura!! Si la gente tiene lo básico dejará de trabajar, así solo se fomenta vagos y parados ¡¡Y no creceríamos!! La economía se estancaría

El ADN de nuestra cultura es una idea o creencia fuertemente interiorizada en nuestra sociedad, y que nadie se ha planteado si es racional o irracional, lógica o absurda. Esta idea-creencia es que el objetivo último de la Humanidad es el crecimiento económico. Y como consecuencia, el objetivo y sentido último de nuestra vida es aportar a dicho crecimiento.

Pero no es un crecimiento hasta cubrir artículos de primera necesidad; (Casa, comida, suministro de agua…) No, es un crecimiento ¡¡hacía el INFINITO!! No hay tope, pues como me dijeron en clase de economía; las necesidades humanas pueden ser ¡¡¡INFINITAS!!

Y lo más absurdo es que… ¡¡además es urgente cubrirlas!! Extremadamente urgente.

Así, en este manicomio que es el mundo, donde ya ni si quiera adoramos al becerro de oro, ¡¡sino al oro del becerro!! Estar parado se convierte en el peor de los pecados. Pues un parado no aporta nada al objetivo último de la Humanidad, y por lo tanto su existencia deja de tener sentido alguno. Y comienzan así los trastornos psicológicos (colectivos e individuales);

La parofobia; “¡¡Necesito hacer cosas, estar parado es horrible!!”

La aburrofobia; “¡¡Me estoy aburriendo, es terrible!!”

La vagofobia; “¡¡Mi hijo es un vago, será un desecho social!!”

La tiempofobia; “¡¡Tengo demasiado tiempo libre, es horrible!!”

Y así acabamos siendo arquitectos de nuestro propio infierno.

Me quedo con Javi

javier avila

“Me cosí la boca y me puse en huelga de hambre. No tardaron en enviarme al “educador” para pedirme que me descosiera la boca y dejase el ayuno.”

Así lo cuenta Javier Ávila en su libro “Un resquicio para levantarse”.

Cuando un ser humano, en una celda de aislamiento llega a “coserse la boca y ponerse en huelga de hambre” (Ojo ¡coserse la boca!), se le envía a un educador para convencerle que abandone.

Cuando Javier protesta violentamente (por las torturas a las que se le somete en el módulo de aislamiento), el sistema penitenciario le manda vigilantes de seguridad que le reducen de forma violenta y le linchan.

Cuando Javier protesta pacíficamente, se le envía al “educador” con el fin de que a través de sus conocimientos de psicología pueda convencerle y persuadirle para que abandone dicha protesta.

Así el Sistema Penitenciario convierte a la psicología en su herramienta de control y persuasión sobre el individuo privado de libertad. Y por lo tanto no evalúa a dicho sistema penitenciario como una estructura psicopática (de psicópata). Sino que evalúa al preso con diagnósticos como;

  • Baja tolerancia a la frustración
  • Conducta negativista desafiante
  • Trastorno antisocial de la personalidad

Y aquí es donde el educador social y el psicólogo tienen que elegir si estarán al servicio de la estructura o al servicio de la persona.

Yo sin duda me quedo con la persona, me quedo con Javier.

Y animo a todos los educadores y psicólog@s que se pongan al servicio de las personas, no al servicio del dinero, no al servicio de “nuestra comodidad”, no al servicio de la Institución… sino al servicio de los intereses más humanos y sociales.

La Vida Loca

giovanni

Estaba muy contento, porque iban a venir a mis clases de boxeo el Niko y Josue. El primero llevaba un mes en libertad condicional, y el segundo acaba de cumplir la pena en una cárcel de adolescentes, eufemísticamente llamada “centro de menores”.
La clase estaba llena ¡25 chavales! menos mal que otros chicos que ya compiten y saben mucho de boxeo me ayudan a dar las clases, siempre colaboran, hasta uno me dice; “cuando pelee en las Vegas y sea rico haré un gimnasio en el barrio para que puedas seguir dando clases a los chavales” ¡¡qué majo!!
Yo miraba a la puerta de la asociación, y el Niko y Josue no aparecían. Pasaba el tiempo y no aparecían, yo miraba el reloj… y nada. Y de repente, a las 19:40 (la clase había empezado a las 19:00) ¡aparecieron!
Les di un abrazo, les pregunté que tal, y me dijeron;
– Joder Julio, nos ha parado la policía y nos ha tenido una hora ahí registrándonos, interrogándonos… por eso llegamos tarde

No era la primera vez, esto me ha pasado muchas veces con otr@s chic@s y con otras actividades. La policía les espera en la puerta de tal actividad, en tal asociación… porque saben que ahí acuden chavales en conflicto con la ley.

“La vida loca” es un documental de Christian Poveda (asesinado en 2009), es un documental famoso por visualizar el día a día de una pandilla en El Salvador; la mara 18. Lo que más llama la atención es la extrema violencia, y el hecho de que los protagonistas del documental (adolescentes y jóvenes) van muriendo durante el rodaje.
Esto es lo más llamativo. Pero si nos fijamos sosegadamente en el transcurrir del documental vemos problemas que son lugares comunes, y uno era este; la policía les detiene cuando los chicos y chicas acuden a la panadería de la ONG “Homies Unidos” donde se les enseña un oficio. Los chicos se quejan continuamente de que no puede acudir a la actividad, porque la policía aprovecha para interrogarlos, detenerlos…

En una ocasión, estando yo en El Salvador, una ONG hizo una actividad para los chavales pandilleros, en este caso también eran de la mara 18, era un taller de cocina y panadería. La policía se enteró de la actividad, irrumpió violentamente en el acto y se llevaron a la mitad de los chicos detenidos (y luego les soltaron).

Aquí se crea un conflicto entre lo pedagógico y lo policial-penal. El Ministerio del Interior, la policía y el ejército creen profundamente que apoyar a estos chicos es ser cómplice del crimen organizado. Para ellos, el individuo debe ser redimido a través del castigado, el aislamiento y el sufrimiento. Y solo así podrán pagar su deuda con la sociedad. Fijaros; “Pagar la deuda”, la pedagogía penitenciaria y policial ya no utiliza solo el lenguaje jurídico-legal ¡sino también el económico! (pagar la deuda) hasta este punto llega el pensamiento mercantilista.

Este pensamiento, de arreglar problemas sociales con soluciones penales y policiales, es uno de los pensamientos irracionales más interiorizados en la sociedad. Y yo, insisto (ya se que soy un pesado), la reinserción no sirve, porque implica a una de las partes solamente, sin embargo el Encuentro es mucho más eficaz, porque implica a las dos partes, a los chic@s y al resto de la sociedad, los dos deben hacer un esfuerzo para Encontrarse, los dos tienen que poner de su parte. Porque est@s chic@s no vienen de Marte, ni de Júpiter… sino que son hij@s de nuestra sociedad.

El gen del mal, el cromosoma maligno, la psicopatía de asesino en serie… está muy bien para series y películas de intriga y acción. Pero tenemos que empezar a poner los pies en la tierra.