Policía-psicológica

chaplin

El coche patrulla disminuye su velocidad y comienza a desplazarse a la misma velocidad que nosotros andamos. Desde la acera les miro de reojo, ellos me miran, mi chaval tiene los cascos y no se da cuenta. El coche da un volantazo y nos bloquea el camino.

– ¿Vivís por aquí?

– Somos de aquí del barrio

– ¿A donde vais?

– ¿Por qué nos estáis preguntando esto?

– Está habiendo problemas por esta zona, y queremos recabar información.

Yo no digo nada y se crea un silencio incomodo.

– ¿Ese chico está contigo? ¿Eres su tutor o algo así?

He aquí el verdadero motivo de por qué nos han parado; las pintas del chaval.

Así que digo la palabra mágica;

– Si. Soy educador social

Y como por arte de magia, la poli nos da las buenas tardes y se va.

¡¡Ya me lo dijeron hace años!! «Julio cuando llames a los centros de menores, al instituto, a reforma… no digas que eres profesor, ni monitor, ni tutor… no no, di que eres EDUCADOR SOCIAL»

Y así se me empezaron a abrir todas las puertas como el que muestra una placa de policía. Una placa de policía-psicológica con licencia para traspasar domicilios privados, para juzgar, opinar sobre temas íntimos, calificar de trastornado a quien quieras, decidir quién es buena o mala madre, el destino de sus hijos, los permisos de un preso, autorizar visitas…

¡¡¡Qué ingenuos fuimos!!! Que creíamos de estudiantes que la carrera de educación social se hizo para ayudar, desarrollar al individuo, por solidaridad y justicia social ¡¡¡Qué ingenuos fuimos!!! Que nunca sospechamos que simplemente se hizo porque ni la policía, ni la fiscalía, ni los jueces… podían entrar en los domicilios privados.

La semilla del comportamiento

neuronas espejo

– Vives en la calle…

– No no, yo ya no vivo en la calle, antes si

El profesor se ríe;

– No. Quiero decir; vives en la calle… ¿Cuál?

– Ah, eeehh

El chaval me mira a mí. Y yo respondo;

– En la calle xxxx nuemro x 280xx

– ¿Que es? ¿Un piso de acogida?

– No, es mi casa, el chico vive conmigo.

El profesor mira al chaval;

– ¿Qué normas tienes en casa? ¿Tienes que limpiar? ¿Haces tu cama?

El chaval no sabe que contestar, porque en mi casa no hay normas, hay sentido común.

– Si, yo hago todo eso

– Y ¿A qué hora tienes que estar en casa?

El chaval no sabe que responder, en mi casa no hay hora de llegada. Pero él, avispado responde;

– A las 11

– Y si llegas a los 12 un día ¿Qué pasa?

– No se, yo nunca he llegado a esa hora

El profesor, ya no le está entrevistando, le está interrogando. Se crea así ya desde el principio una relación adulto-niño, controlador-controlado. Ya está metiendo al chaval en un rol determinado, le está infantilizando, le trata como a un niño pequeño. Y paradójicamente el chaval acaba convirtiéndose en todo lo que el profesor proyecta en él.

 Si quieres que un chaval se comporte como un adulto trátale como un adulto.

Si quieres que se comporte como un niño trátale como un niño.

Tu trato hacia él será la semilla de su comportamiento hacia tí.

Desubicarles

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Después de boxeo vino un abogado laboralista a dar una charla y resolver dudas a lxs chavalxs mayores, los que están trabajando o en edad de trabajar.
Habíamos visto esta necesidad por la cantidad de chavalxs que me llaman pidiendo ayuda por un conflicto en el trabajo: despidos arbitrarios, trabajar sin contrato, accidentes laborales… Lxs chicxs del barrio son autentica carne de cañón para la explotación laboral.

Y el abogado que les defiende lo tenía claro: «hay que hacer una charla o un cursillo, porque cuando me llegan los casos ya han firmado el finiquito y la carta de despido» (hay que prevenir).

Lo más curioso es que si lees los planes de estudio del Sistema Educativo ves que nadie les está educando para esto ¡todo lo contrario! Les están educando para ser empresarios, para tener esa mentalidad. Les estamos confundiendo y desubicando completamente.