“A saber que te traes tú con esos menores”
“Cuéntanos cuáles son tus verdaderos intereses”
“Empiezo a sospechar que hay algo más”
Cuando un educador de un centro de menores me hace estos comentarios no es inocente, hay una intención de intimidación; “cuidado con subirte a los niños de la calle a tu casa, a ver si a demás de secuestro de un menor te vamos a meter… ¿pedofilia?”
Pero si se atreven a hacerme comentarios así a mi ¿Qué no harán y dirán a los niños?
Los niños te lo dicen; “cuando me pega el vigilante yo me hago un ovillo y aguanto. Pero cuando el psicólogo me empieza a rallar la cabeza me pongo como una furia”
El maltrato psicológico es mucho peor que el físico. Los niños han normalizado la violencia y aguantan los golpes (son tipos duros). Pero los comentarios del psicólogo, del educador… son demoledores, perversos:
“Tu madre es una prostituta, estamos en terapia; reconócelo delante de tus compañeros, tienes que abrirte”
“Tú estás aquí porque tu familia no quiere saber nada de ti”
“Ese que viene a verte no estoy muy segura de que sea tu padre. Ya conocemos todos a tu madre…”
“Esa vecina de tu barrio que viene a verte… ¿No es un poco mayor para ti?”
Al fin y al cabo un vigilante de seguridad es simplemente una persona embrutecida que solo da palos. Un educador, un psicólogo, un profesional de “lo social”… puede ser mucho más perverso, muchísimo más dañino… tiene acceso a la vida intima, a los problemas familiares… y sus comentarios no dejan moratones, no dejan chichones, no dejan huella… es un maltrato… Profesional.