Al acabar la clase de boxeo, veo que Lidia ha venido a vernos. Se acerca a hablar conmigo. Yo la veo más delgada y me sorprende.
Ya me había llamado antes por teléfono y me lo había dicho;
– Julio, quiero hablar contigo, ya no puedo seguir en boxeo.
Me da pena, porque es la mejor boxeadora que tenemos. Salimos los dos afuera, a la entrada de la asociación. Y me cuenta;
– Me han cogido en una agencia de modelos. Y me han dicho que no puedo seguir boxeando, porque no puedo tener musculo, dicen que mis hombros son demasiado grandes por la musculatura, y tengo que ser más fina.
Mi sorpresa y desconcierto es enorme. La chica continúa diciéndome;
– Me han dicho que no importa si yo me gusto a mí misma, lo que tengo que gustar es a los demás. Que para eso estoy.
Me quedo completamente perplejo y horrorizado de que un adulto le haya dicho esto a una niña de 15 años ¡¡en plena adolescencia!! Sabiendo el problema que hay en la infancia con la anorexia y la bulimia. Y ella continua;
– Me van a poner una dieta, tengo que adelgazar más. Son muy serios
“¡¡¡Noooo!!!” pienso yo, “son completamente irresponsables, solo un loco diría semejante barbaridad a una niña de 15 años, en pleno desarrollo, en pleno crecimiento tanto físico como emocional”.
Después de una larga conversación, donde intento trabajar con ella el clásico de “qué es importante, y qué no lo es en la vida” y de explicarle lo que es y el peligro que conlleva la anorexia y la bulimia, solo me queda decirla como diría a cualquier chavalín que se meten en las pandillas, las bandas, el trapicheo, o en entornos turbios y oscuros;
– Ten cuidado donde te metes, piénsatelo bien… aquí siempre tendrás las puertas abiertas.
Para la agencia Lidia no es una persona, una niña, una adolescente… es una cosa, un producto… “no importa si te gustas a ti misma, tú estás para gustar a los demás”, todavía no soy capaz de entender cómo un adulto puede decir esto a una niña de 15 años.
El mundo de los adultos me da miedo, terror, es un lugar nocivo, hostil, enfermo…
Cuando estamos en clases de boxeo en la asociación me acurdo siempre de aquello que nos decía nuestro monitor “El Zurdo”; “esto es una isla”;
Una isla, un respiro, un paréntesis, un refugio… para que los chavales y chavalas puedan desconectar y descontaminarse por un momento del mundo enfermo de los adultos.