Edwin tiene 14 años, es el primer día en las clases de boxeo. Llega con la tía, y con el “técnico social” (de libertad vigilada).
La clase ya está empezada, busco un hueco para salir a hablar con ellos. Cuando lo encuentro salgo y les explico en qué consiste las clases, cual es nuestra filosofía… pero también toco y puntualizo el tema de las peleas en la calle (no pueden pegarse fuera), sé que el “técnico” está ahí para evaluar si es conveniente la actividad de boxeo o no. Es quien decidirá “si Sí o si NO”.
Noto al chaval que está tenso. Muchos chicos y chicas al entrar la primera vez en boxeo se sienten muy inseguros, muy intimidados, todo es nuevo, mucha gente de tu edad que no conoces. Además está con la tía y ese hombre, y yo creo que está pensando; “los demás chavales me están mirando, van a decir – mira ese que ha venido con su mamá-“, y eso le hace sentir muchísima inseguridad.
En esos momentos, ante un chico inseguro (con sus razones), es muy importante darle confianza, romper el hielo, gastar una pequeña broma (sin ofender ni molestar nunca) para que se relaje, sonreír, mostrar interés por él, presentarle a otro chaval majo, etc. Así que yo empiezo preguntándole;
- ¿Te gusta el boxeo?
El chico en su inseguridad y nerviosismo responde con un ruido, pero diciendo que Sí. Inmediatamente el “técnico” interrumpe, corta de raíz la conversación;
- ¿Qué es ese ruidito? Ese ruidito no es una palabra, tienes que decir sí o no, esos ruiditos no existen como vocablos.
El chico se queda pálido, siente de inmediato que se le corrige en público, como si fuese un niño pequeño, se le deja en evidencia delante de mí, de un extraño del que quiere ser aceptado, de otros chavales que mientras entrenan miran de reojo al “chico nuevo”, delante de su tía… Si el chaval está inseguro esta corrección y con esas formas le remata. Y si era agresivo ahora lo va a ser más.
Veo como aprieta la mandíbula y se cabrea. El “técnico” literalmente le ha roto.
Siempre les digo a los y las monis del proyecto; “se felicita en público, se corrige en privado”. Algo tan básico, casi el ABC de la mediación social con la chavalada ¿¿Un técnico súper profesional no lo sabe??
Nunca acabo de estar seguro de si lo hacen por ignorancia, por brutos, por falta de inteligencia emocional… o con conocimiento de causa, como técnica para humillarles y dejar claro; “aquí mando yo”.
Siempre he intentado que el espacio del boxeo, del local, sea un espacio para la chavalada, donde puedan sentirse a gusto.
Está claro que el “técnico” ha invadido el espacio de los chicos, las chicas, y no lo ha respetado. Y es que hay que ponerles límites. Es inevitable que para generar ambientes sanos cerremos las puertas a esta gente.