Más allá de

mas allá del barrio

Me hizo mucha ilusión que estudiantes de movimientos sociales y de lucha (como el BOSA) se trasladasen al local donde hacíamos el proyecto social de boxeo.
Desde entonces, al compartir local con ell@s, me dije; «ojala que a mis chavales (de la misma edad que estos estudiantes) se les quede algo» y quise que les viesen haciendo pancartas, asambleas, actividades; recogida de comida, ropa…

Uno de mis chavales de boxeo comenzó a colaborar con est@s estudiantes y a meterse en los movimientos sociales.

Hoy me decía su madre;
– Julio, ha visto que estos chicos estudian en la universidad, leen mucho, tienen conciencia más allá del barrio. Pues él se ha puesto a estudiar también y le ha quedado solo una, cuando él suspendía todo, tu lo sabes Julio, y ahora lee un montón, son libros sobre política; lucha obrera, lucha de clases…

Que importante es ver más allá del barrio.
Est@s estudiantes nos han traído una ventana por la cual asomarnos, ver, comprender, mirar… no solo el mundo, sino también a nosotros mismos.

Me rodean

me rodean

Me rodean entre cuatro. Son los que los medios de comunicación han bautizado como «la banda del disolvente; quienes están aterrorizando al barrio, los más peligrosos, violentos, agresivos, terroristas…»
Son las dos de la tarde, el sol es abrasador, llevo tres ventiladores nuevos en cajas, y una bolsa con un disco duro extraíble, todo valorado en bastante dinero.
Me rodean, me lo empiezan a quitar todo.

– Julio ¿donde te lo llevamos? Tu muy cargado.
– No chicos, no hace falta, además voy en dirección contraria a donde ibais.
– Da igual, vamos que te lo llevamos.

Los chicos no me dejan llevar nada, se lo cargan a los hombros, me acompañan y me lo llevan a la asociación donde iba a dejar las cosas, que estaba bastante lejos.

 

El ejemplo

BOSA

Vamos a comenzar la clase de boxeo. En la sala están las chicas del BOSA (Banco Obrero Solidario de Alimentos) organizando la ropa para luego repartirla a las personas más necesitadas del barrio.

Una de las chicas me pregunta;

  • Julio ¿Os molestamos? ¿Nos vamos?
  • No no, quedaros, quiero que los chavales os vean.

Para mí, nuestro ejemplo, nuestra conducta, nuestro comportamiento, es mucho más educativo que nuestro discurso, que nuestra “charla”, consejos, ordenes, opiniones…

Los chavales, chavalas, saben que las palabras se las lleva el viento, pero los actos no.

Para enseñar hace falta saber.

Para educar hace falta SER.

Por ejemplo podemos tener un discurso contra el bullying y después una actitud racista contra las personas migrantes. Al chico le educará lo segundo y no lo primero.

Pues se aprende de forma más profunda con el ejemplo que damos que con el discurso que soltamos.

Por fin

isabel 2

Cuando venía al proyecto de boxeo algún periodista, fotógrafo, político, diputado, alguien famoso… El Zurdo (uno de los monitores de boxeo) siempre me decía;

  • Si quieren conocernos que se pongan a entrenar con los chavales ¿Por qué siempre vienen a mirarnos?

Y es que entrenar con los y las chavales implica; relación, conocerles, vínculo, acercamiento, aceptación, ponerse no solo a la par, sino en un rango de inferioridad; pues es el chico, la chica, el monitor (que antes fue chaval)… quien sabe boxeo y quien te va a corregir, quien te va a enseñar, quien te va a guiar, quien te va a ayudar; EL/ELLA a ti.

Así que siempre les ofrecemos; “¿Quieres entrenar con los chicos?”

Todas las respuestas (durante años) han sido siempre; “no hombre no jaja”.

Hasta el otro día, que nos quedamos completamente “a cuadros”, cuando vimos a la diputada Isabel Serra no solo ponerse los guantes y entrenar con la chavalada como lo más natural del mundo, sino además, disfrutar con ello.

Y no pude más que decirme; “por fin, alguien que quiere conocer el proyecto, lo ha entendido”.

¡¡Tengo razón!!

tengo razón

La chica era nueva, voluntaria, muy joven, de primero de “trabajo social”.

En el metro, viniendo de boxeo, y con el recorrido tan largo que hacíamos, a los chavales y a las monis no nos quedaba más remedio que hablar, conocernos, intercambiar…

Matías, de 15 años, comenzó a contarle a la monitora nueva sus movidas; que fumaba muchos porros, y que a veces le robaba a su abuela.

La monitora comenzó a darle consejos, y a intercambiar opiniones con el chico. El chico seguía contando las cosas que hacía. La monitora se comenzaba a llevar las manos a la cabeza, y el tono hacia el chico cada vez era más impositivo;

  • No debes hacer esto, no debes hacer lo otro, eso está mal ¡Es que no lo ves!

El chico le decía que si, que no. Y la moni se iba calentando más;

  • ¡¿Pero no te has parado a pensar cómo se siente tu abuela?!

Yo, detrás del chico le hacía gestos a la moni para que rebajase el tono de voz y la forma. Pero no me hizo caso.

El espacio para charlar y conocernos en el metro acabó en espacio para la discusión. Y de la discusión se pasó a la bronca. El chaval, con la bronca de la monitora se agobió muchísimo.

Cuando el chico se fue le dije a la monitora;

  • No puedes hablar así al chaval.
  • ¡¡Pero tengo razón!!
  • ¿Y qué? ¿Qué pasa porque tengas razón? Lo que querías es que el chico no fumase porros, le has puesto tan nervioso que ahora irá directo a fumarse un porro. Has conseguido lo contrario de lo que querías conseguir.

Y es que a veces, con nuestra RAZÓN, con nuestra VERDAD, le damos de “hostias” al otro, la usamos de arma, para agredir, para humillar.

Cojo la Razón y zas zas zas!! Te maltrato con ella.

Así, para mí, tener razón; no basta.

Por favor; cuestionalo, cuestioname.

cuestionando

El otro día me dice una amiga;
– Te están cuestionando!!

Como si fuese algo intolerable. Y yo no pude más que contestar;
– Por fin!! Si!! que me cuestionen, me encanta, seguro que tienen razón.

Y es que parece que lo que yo digo va a misa, o que soy el Mesías, es decir; que soy incuestionable;

Yo soy completamente cuestionable, imperfecto, me equivoco, fallo, cometo errores, me confundo, meto la pata…

Esta presión sobre lo que digo, lo que no digo, lo que hago, lo que callo, si quito o pongo una palabra, una coma… dándole una importancia descomunal nos está llevando al absurdo (y a mi a la locura); a considerar que mi opinión es más válida e importante que la de los demás. Y no es cierto.

Si hay gente que tiene un razonamiento diferente al mío, hay que pensar que a lo mejor tienen razón ellxs y no yo ¡¡y no pasa nada!!

Lo que yo comunico, escribo… no es la VERDAD, es solo una opinión, una reflexión, una vivencia subjetiva, un punto de vista, un planteamiento… Nada más.

Mi postura final

mi postura final

Mi postura final respecto a la manifestación del 15 del junio sobre retiradas de tutela.
He dudado mucho, lo he pensado mucho, he hablado con muchas madres, he pedido opinión a mucha gente… y esta es mi postura final:

Lo que me ha hecho salir de dudas ha sido recibir un vídeo de una persona pública que apoya a «la manada» (y por lo tanto la violación), la custodia compartida, el SAP Síndrome de Alineación Parental, (todo relacionado con la violencia de género), invitando a acudir a esta manifestación.

Pienso que no basta, y no es suficiente con que la «Asociación del Menor Gitano» (los convocantes) digan que es una manifestación exclusivamente para retiradas de tutela. Creo que como máximo deben prohibir taxativamente la entrada a cualquier persona relacionada con la violencia de género, y a todos los posibles grupos machistas. Y como mínimo invitarles públicamente a no participar y a que no vengan. Con el fin no solo de desmentir los rumores que llevan meses circulando sobre la presencia de dichos grupos, sino también de que las mujeres que han sufrido dicha violencia de género puedan acudir a estas manifestaciones libremente. Ya que son ellas; las mujeres, las madres, las que más están sufriendo esta situación de las retiradas de tutela, y que muchas se ven sometidas no solo al maltrato del Estado, sino también al de sus parejas.
Creo que no puede ni debe separarse la lucha contra el abuso del Estado de la lucha contra el machismo.

Por estas razones, y como no veo clara la separación en esta manifestación de grupos machistas; no acudiré a la manifestación del 15 de junio.

Y considerando esto una decisión y opinión personal, no invito a nadie ni a ir ni a dejar de ir.Cada persona tiene sus motivos, sus razones, sus planteamientos, sus historias personales… y son completamente legítimas y respetables.

También dejo claro que no estoy de acuerdo con que se presione a la gente, tanto para acudir como para no acudir. Creo que se debe sugerir, opinar, reflexionar, informar… desde el respeto. Pero no
Juzgar, exigir, imponer, obligar…

Considero que las madres ya han sido suficientemente juzgadas por los Servicios Sociales como para que las juzguemos una segunda vez.

 

Las gafas de la TV

la tv

Al chico cuando le nombran el centro de Hortaleza explota;

  • ¡¡Vigilantes hijos de puta!! ¡¡Director hijo de puta!! ¡¡Centro de mierda!!

La reportera de la Sexta, con tono interesante comenta;

  • Estos son los efectos del disolvente.

Que estos centros de menores acumulen denuncias por malos tratos, por aislamiento forzado, por tener a los niños durmiendo en los pasillos, con chinches, con piojos, con sarna… no tiene nada que ver. Que yo me los haya llevado nueve veces a urgencias por las palizas que allí han recibido no tienen nada que ver.

Todo se resume a que “el niño está violento por el disolvente”.

Todo lo que diga el chico es porque está drogado. Hasta que diga algo que sí queramos escuchar.

Esto en psicología se llama “atención selectiva”. La Sexta ya tiene el producto, sabe de antemano lo que va a sacar en TV y todo lo adapta al mensaje que quiere transmitir.

En un momento donde se están creando grupos para bajar al parque a pegar palizas a los chicos del centro de menores, sacar un reportaje como este de la Sexta es un auténtico delito de odio.

Pero lo que pasa con los delitos de odio es que se producen siempre de abajo hacia arriba (el rapero que critica al rey) y nunca de arriba hacia abajo (la Sexta incitando a que los chavales bajen a darles palizas).

Así la reportera de la Sexta nunca irá presa por esto, irán presos otros chavales del barrio que bajaron a pegarles.

Porque a la cárcel, tod@s lo sabemos, van los chavales de nuestros barrios… no reporteras con glamur de la Sexta.

El día que maten a un chiquillo, nadie dirá; “la Sexta ha tenido algo que ver” NO, será ese chiquillo que es violento, agresivo, antisocial, inadaptado…

Y la sexta sacará otro reportaje; “la violencia en los barrios marginales”, con una música de fondo que trasmita tensión. O si no irán a verles a la cárcel con su programa “Encarcelados”.

Porque estos niños, niñas, adolescentes, jóvenes… no son más que un producto televisivo, un Show, una forma de entretenimiento, un espectáculo; “Policías en acción”, “Hermano Mayor”, “La banda del disolvente”…

 

La sorpresa

7 virgenes

Estás esperando en los locutorios de la cárcel a que el funcionario te traiga al chaval.

“Es tu chico”, estuvo contigo de pequeño, de adolescente… pero hubo un momento entre los 17 y 20 años que le perdiste la pista, fue una “caída libre en picado” que no pudiste frenar, ese “de mal en peor” que le atrapó como un agujero negro.

Y de repente, después de no habernos visto en esos años, el chico aparece en los locutorios, sin saber a quién va a ver (los funcionarios no les dicen nada; “a uno de no sé qué asociación que quiere verte”) y cuando te ve detrás del cristal se queda en shock, no da crédito;

  • ¿Pero tú qué haces aquí? ¿Cómo has entrado? ¿Cómo te han dejado pasar? ¿Cómo sabías que estaba aquí?

Es una cara de sorpresa, de ilusión, de agradecimiento, de emoción… mezclada con un poco de vergüenza (“te he fallado”) aunque ellos saben que no les juzgo (“Solo Dios puede juzgarme” se tatúan todos).

Hay un momento que a los dos se nos ponen los ojos rojos, y miramos para arriba, para un lado… para que no se note.

Muchas veces, los chicos, se dan cuenta que cuando caen presos, nadie va a verles, todos los colegas “del alma” desaparecen, todo su pequeño mundo de amistades y gente cercana se desmorona como una torre de naipes, y se dan cuenta que en esta vida están completamente solos.

Solo, a veces, si hay suerte, aparece algún familiar.

Y aquí es donde tenemos que hacer una autocrítica las asociaciones, porque muchas, también desaparecen.

No podemos estar solo para el ocio y tiempo libre, o para hacer el programa que nos financia la Institución (¿Quién va a financiar ir a visitar presos?), no podemos estar solo para lo que necesitamos nosotrxs como asociación, como educadores, como actividad, como programa… hay que estar para unas cosas, y para las otras;

  • Así en la diversión como en el dolor, en la alegría como en la tristeza, en la Institución como fuera de ella, en la financiación de nuestro proyecto como en la quiebra, en el colegio-instituto como en la calle, en el deporte como en las drogas, en la pandilla-banda como fuera de ella, en la libertad como en la cárcel…