La puerta sin pomo

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Cómo controlar un ataque de pánico:
La tercera puerta por la que Atreyu tiene que pasar para llegar a Uyulala en «La Historia Interminable» es una puerta sin pomo, sin cerradura. Su mecanismo es sencillo; cuanto más deseas entrar más se cierra, más se agarrota, más se bloquea. Cuanto menos deseas entrar más se destensa, más se desbloquea, y más se va abriendo.

Cuanto más intentas controlar la crisis de pánico más angustia te genera (lo que resiste persiste). Cuanto más pasas de la crisis más baja la angustia.
Es un ejercicio psicológico. Difícil y fácil al mismo tiempo.

Cuando la Emperatriz Infantil elige para salvar al reino de Fantasía a un niño; Atreyu, todo el mundo se sorprende. Esperaban un guerrero fuerte, grande… y no un crío.
Y es que lo que no entendían es que las pruebas que tenía que pasar un guerrero o guerrera de verdad, iban mucho más allá de la fuerza física, externa, o aparente.
Un guerrero o guerrera de verdad, se enfrenta a sí mism@. Y esto es mucho más difícil que enfrentarte a los demás.

Hijo de tod@s, hijo de nadie

hijo de todos
– ¡Despidete de tus padres y hermanos!
– No tengo – replicó Atreyu -. A mis padres los mató un búfalo, poco después de venir yo al mundo.
– ¿Y quién te crió?
– Todas las mujeres y todos los hombres juntos. Por eso me llaman Atreyu, que quiere decir «hijo de todos».
 
«La Historia Interminable».
 
Michael Ende, el autor de esta novela, hace una comparativa entre Atreyu y el otro niño que le lee; Bastián, el cual ha quedado huérfano de madre y siente que no le importa a nadie; ni profesores, ni vecinos, ni familiares, donde hasta el colegio se le presenta como cárcel insoportable… se siente «hijo de nadie», todo lo contrario a Atreyu.
 
El autor hace así una comparativa entre la cultura primitiva y la moderna, esta última fría y desnaturalizada, donde la infancia no tiene cabida.

Agazapado

agazapado

El monstruo de Frankenstein se esconde de la sociedad en un cuchitril, desde donde por una rendija observa la vida de una familia feliz; el hogar, el amor, el afecto… Todo es nuevo para él, todo aquel amor, aquel hogar lo aprecia y lo desea y lo quiere para él.
Pero no puede ser. Es un monstruo.
Hay una escena exactamente igual a esta en la novela «Camina o Revienta»; el Lute, escondido, en «busca y captura», perseguido, oculto en la noche, sobreviviendo como un animal, como una bestia… Observa en la oscuridad de la noche una casa, un hogar feliz, y se da cuenta del amor, el afecto, el cariño (emociones que a él se le niegan por ser un monstruo horrible y repugnante).
¿Quién sabe si los niños y chicos de la calle que viven en nuestro barrio no nos observan por la noche? Viendo ese mundo que se les niega. A través de la ventana, agazapados, escondidos, como ese monstruo deforme, feo, horrible de Frankenstein.