– Tienen que respetar a un educador.
– ¿Cómo que tienen que respetar a un educador? ¿Por qué? – responde uno de los monis de “Hortaleza Boxing Crew” al técnico de libertad vigilada que trae al chaval a la actividad. Yo trago saliva, porque la conversación se puede poner tensa en cualquier momento. Nuestro moni continúa;
– No no no, aquí (en el barrio, la calle) el respeto se gana ¿Qué es eso de que porque soy educador me tienes que respetar? ¿Por qué? Si los chavales no nos conocen de nada. El respeto se gana.
Muchos educadores cuando salen de la Institución al barrio, a la calle (territorio de la chavalada), y ya no hay un vigilante de seguridad detrás de ellos, ni una medida judicial, ni un centro de menores, ni una obligación a relacionarse con el “profesional”… se quedan desnudos, solos, marginados ¿Quién les va a respetar? No tienen autoridad, su “profesionalidad” no le importa a nadie, no tienen poder sobre nada, no saben crean vínculos, no saben ganarse el respeto porque siempre lo han impuesto.
“Todos deberíamos andar en pelotas ¿Qué es un militar desnudo?” decía Facundo Cabral.
¿Qué es un educador “desnudo” sin su instutición?
Puedes obligar a un chaval a acudir al psicólogo por una medida judicial, pero no puedes obligarle a confiar en él.
La educación, la confianza, el vínculo, el respeto… empieza cuando acaba la obligatoriedad, la coacción, la imposición. Porque solo se dan en libertad.