El educador «desnudo»

el respeto se gana

– Tienen que respetar a un educador.

– ¿Cómo que tienen que respetar a un educador? ¿Por qué? – responde uno de los monis de “Hortaleza Boxing Crew” al técnico de libertad vigilada que trae al chaval a la actividad. Yo trago saliva, porque la conversación se puede poner tensa en cualquier momento. Nuestro moni continúa;

– No no no, aquí (en el barrio, la calle) el respeto se gana ¿Qué es eso de que porque soy educador me tienes que respetar? ¿Por qué? Si los chavales no nos conocen de nada. El respeto se gana.

Muchos educadores cuando salen de la Institución al barrio, a la calle (territorio de la chavalada), y ya no hay un vigilante de seguridad detrás de ellos, ni una medida judicial, ni un centro de menores, ni una obligación a relacionarse con el “profesional”… se quedan desnudos, solos, marginados ¿Quién les va a respetar? No tienen autoridad, su “profesionalidad” no le importa a nadie, no tienen poder sobre nada, no saben crean vínculos, no saben ganarse el respeto porque siempre lo han impuesto.

“Todos deberíamos andar en pelotas ¿Qué es un militar desnudo?” decía Facundo Cabral.

¿Qué es un educador “desnudo” sin su instutición?

Puedes obligar a un chaval a acudir al psicólogo por una medida judicial, pero no puedes obligarle a confiar en él.

La educación, la confianza, el vínculo, el respeto… empieza cuando acaba la obligatoriedad, la coacción, la imposición. Porque solo se dan en libertad.

Bloquear el amparo

bloquear el amparo 2

Hay un niño durmiendo en la calle. Alguien con dinero, casa, estabilidad quiere acogerlo legalmente. Es imposible, el mismo Sistema de “Protección” que lo tiene en la calle pone todas las pegas del mundo para su acogida real.

Hay un niño durmiendo en la calle. Me lo subo a casa, el mismo sistema de “protección” que lo tiene en la calle me denuncian por “sustracción de menores”.

Hay un niño que viene a boxeo. Me lo llevo unos días a la playa a Barcelona con más chicos, el mismo Sistema de “protección” que no le ofrece actividades le niega acudir a nuestra actividad, y si me lo llevo me denuncia por “sustracción de menores”.

Le han pegado una paliza al chaval. Me lo subo al coche y me lo llevo al hospital, el mismo sistema de “protección” que le ha pegado la paliza me denuncia por “sustracción” de menores (he metido a un menor en un coche particular sin permiso del tutor).

La niña quiere estar con la madre, la madre con la niña. La chica se va a casa de la madre, el mismo sistema de “protección” que les obliga a estar separadas denuncia a la madre por “sustracción de menores” (por “sustraer” a su propia hija).

El Sistema de “Protección” es un socorrista que tiene como misión no solo dejar que el niño, niña se ahogue, sino impedir su socorro a cualquier bañista.

No solo desampara, sino que bloquea el amparo.

Es un Sistema de Desprotección Organizado, que toca todas las instituciones, desde la Universidad que enseña humo (el socorrista no necesita saber nadar, el profesionalismo es un disfraz para bloquear la ayuda real, la Universidad es un sastre que confecciona un disfraz; “el profesional”) hasta las leyes que criminalizan la solidaridad y privatiza la ayuda a empresas-fundaciones privadas con dinero público.

El tutor

burocracia

Como todos los años, en verano nos vamos a Barcelona con la chavalada, al gimnasio Sant Pau, con Rukeli, GADA7, guantes manchados… nos llevan a la playa, dormimos en un gimnasio súper chulo con piscina, jacuzzi… hacemos actividades.
Este año me llevo a varios chavales. Uno de ellos residente en un centro de menores de «protección».

Al chaval le pregunto si quiere venirse, y se entusiasma. Pero antes se lo tiene que comunicar al  centro.
Al día siguiente de decírselo una «educadora» me llama. Y me lo deja claro, clarísimo; la tutela la tiene la Comunidad de Madrid, no ellos (el centro) que solo tienen la guarda. Por lo que quien tiene que autorizar es la Comunidad, así que me dirija a ellos…
«¿Pero a ellos a quién?’ pregunto «¿A un señor, a una señora, a un número de teléfono? ¿A quién me dirijo? ¿Cómo se llama? ¿Dónde está? Un tutor padre-madre tendrá que ser una persona no un ente abstracto»

No. No hay rostro, no hay persona, no hay físico… es un ente jurídico-legal abstracto que nadie ve, que nadie toca… La Comunidad de Madrid.

“Con la Institución hemos topado querido Sancho”.

El señor K en “El Castillo” de Kafka se ahoga, se asfixia dando vueltas y vueltas y vueltas para poder hablar con alguien responsable y nunca llegaba a ningún sitio.

La responsabilidad se diluye, se pierde… la burocracia como forma de violencia.

Tengo que hacer un escrito «Yo Julio Rubio con DNI…» y presentarlo en registro del «menor y la familia» que está en tal calle, presentarlo en persona, que me pongan un sello, esperar respuesta escrita…

«¿Pero ustedes no hacen nada de esto? ¿No me ayudan a hacerlo? ¿A ponerme en contacto con ellos?» les pregunto al centro, y la respuesta es que no, que no tiene nada que ver con ellos y que me busque la vida (mentira, quien tiene la guarda es intermediario directo con el tutor).

Preparamos el mini-campamento de 3 días; playa, piscina, jacuzzi, actividades… pagamos todo: gasolina, comida… organizamos los eventos, el encuentro con otras asociaciones, reservamos espacios… ¡¡Un currazo!! Y ellos solo tienen que decir “autorizo”, nada más, nada más, para ellos es gratis, no tienen que hacer nada.

Bloquean la actividad, se desentienden, y cuando el chaval explote porque vea que sus amigos van pero él no, dirán que tiene “baja tolerancia a la frustración”.

La hipersensibilidad del educador/a

hipersensibilidad

“No estoy hablando de ti” tengo que aclarar a educadores y educadoras que trabajan dentro de la Institución cuando critico la violencia institucional dentro de los centros de menores.

No se alegran porque se saque a la luz el maltrato, un caso de abuso.

Todo lo contrario, se sienten ofendidos, atacados; “hay educadores majos, que se dejan la piel, estás generalizando”, (“yo les toco la guitarra” me han llegado a decir).

También hay hombres majos, pero la violencia de género existe.

También hay heterosexuales majos, pero la homofobia existe.

También hay autóctonos majos, pero la xenofobia existe.

Pues aquí hay educadores majos, pero la violencia institucional existe.

¿Por qué muchos educadores tienen esta hipersensibilidad cuando se denuncia el maltrato institucional?

“Están hablando de mi”, “me atacan”, “se refieren a mí”, “yo no he hecho nada”…

¿Es una paranoia? ¿Un complejo de culpa? ¿Una mala conciencia? ¿Qué hay detrás de ese sentimiento de estar siendo atacad@?

Porque hay educadores y educadoras que generan todo lo contrario; un sentimiento de estar siendo respaldadas, apoyados, incluso son ellxs quienes sacan información desde dentro para que salga a la luz. ¿Por qué ante la misma denuncia se genera sentimientos contrapuestos?

Adictos a la culpabilidad

adictos a la culpabilidad

Una de las cosas que más me impactan de la serie “Así nos ven” de Ava Duvernay, es ese;

– Confiesa que lo hiciste y saldrás de comisaría.
– Confiesa que lo hiciste y pactaremos en el juicio.
– Confiesa que lo hiciste y tendrás una reducción de la condena.
– Confiesa que lo hiciste y tendrás permisos penitenciarios.
– Confiesa que lo hiciste y tendrás un informe de “buena conducta” en la terapia.

Exactamente igual que una persona drogodependiente busca su chute, la sociedad, el público, los medios de comunicación, el sistema judicial, el policial… buscan su culpable, su Judas.
Sufrimos “mono” de culpables. Sufrimos ansiedad, angustia, malestar… mientras no podemos culpabilizar a alguien. Somos “yonkis” de la culpabilidad, del castigo. Como cualquier drogadicto queremos cada día más y más; más cárcel, más años de condena, cadena perpetua, pena de muerte… más, más, más… mi chute, mi chute, mi chute, mi culpable, mi culpable, mi culpable.

la «dureza»

volver a ser herido

Nicky Jam, tatuado hasta la cara, con su ropa de tipo duro, sus canciones del «macho»… derrepente en una serie de TV se «desnuda» psicológicamente, llega a romper a llorar, muestra su infancia; un Nicky niño que se meaba en la cama hasta avanzada edad (de la situación insoportable que vivía en casa)…
La «dureza» no está en sus canciones, en sus ropas, en sus tatuajes… sino en el esfuerzo que ha hecho para mostrar sus emociones y sentimientos tantas veces reprimidos por el roll social de «chico duro».
Resulta siempre una paradoja que cuanto más duro por fuera más frágil por dentro.
Nos convertimos en «chicos duros» porque hay una fragilidad, un miedo a (volver a) ser herido, a ser humillado, un sentimiento de vulnerabilidad.

 

Nicky Jam

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Tremenda la serie “Nicky Jam”, sobre la vida del famoso cantante de rap y reggeaton. La marginación, la exclusión, la miseria… en toda su intimidad, en toda su realidad, en toda su brutalidad.

La serie juega de una forma mágica entremezclando las historias de Nicky niño, Nicky joven y Nicky adulto. Un Nicky niño que te parte el alma. Un Nicky Jam adulto que se desnuda ante el espectador y muestra su vida en toda su crudeza, como una auténtica terapia.

EEUU por fin mostrado como un auténtico país del tercer mundo, insuperable en miseria y pobreza.

13 capítulos que tratan un tema transcendental para la chavalada: la droga. Convirtiendo la serie en una herramienta muy buena para tratar con los y las jóvenes. Me alegra ver que una persona muy seguida por la juventud decide hablar sobre este tema para romper el mito, presentando a las drogas como un autentico infierno. Haciendo reflexiones muy reales;

 “Lo duro no es ya superar el mono físico, sino una vez desintoxicado enfrentarte a los miedos y angustias que te llevaron a consumir. Porque cuando estás limpio ya no te queda más remedio que enfrentarte a esos miedos de los que estás huyendo con las drogas”.

Unos miedos, angustias, odios, demonios… que no son superados por la fama ni por el dinero ni por el ego, sino por algo más humilde; el perdón. El perdón como liberación, “dile a mi mamá que yo la perdono de todo, que la amo”. Solo así consigue descansar.

Puede que la serie peque de presentar la fama (el ego) como el objetivo final de una vida de éxito (de ahí el título “el ganador”), sin embargo en momentos y conversaciones se critica esto también. La madre diciendo “¿Todo esto (fama, dinero…) para qué? Cuidado hijo, que esto también es una droga”.

En el mundo marginal hay machismo, guerra de machos, cosificación de la mujer… el reggetón y sus videos clips son el retrato de esta situación. La industria del espectáculo convierte el mundo marginal en un producto, y da la alternativa de salir de la pobreza y la miseria al “chico malo” haciendo el show. “¿Para qué estudiamos? Si las únicas formas de salir de esta mierda para un chico negro es rapeando, regateando… y nada de eso lo aprenderé en la escuela” decía un chaval en la película “Diarios de la Calle”.

Y también una advertencia (ya fuera de la serie); estamos dejando la educación sexual de nuestra juventud en el reggaetón, la pornografía… porque el Sistema Educativo y la sociedad adulta no quieren educar ni asumir responsabilidades sobre estos temas. Y es más fácil poner a parir a estos cantantes (que salen de la más mísera de las marginaciones) que asumir nuestra responsabilidad como sociedad. No podemos seguir teniendo un Sistema Educativo que en temas de sexualidad, drogas, violencia… mira para otro lado.

El hilo conductor

tirar del hilo

A veces me cuesta explicar el proyecto de “Hortaleza Boxing Crew” a personas que vienen de un gimnasio, del boxeo de elite, de la competición, o simplemente a personas que ven el proyecto desde fuera.

Su mente suele estar en la lógica de; “el boxeo como herramienta”.

Sin embargo para nosotros no es una herramienta, sino una excusa, un hilo conductor.

Y parece una tontería pero “herramienta” y “excusa” son dos conceptos diferentes que lo cambian todo.

Pondré un ejemplo real para explicarme mejor;

La niña que viene a boxeo me dice que tiene un hermano preso. Hablo con los padres, me piden ayuda. Voy a la cárcel a ver al hermano. Éste me dice que el otro día fue su familia a verle a un vis a vis, y que les desnudaron a todos, incluida a nuestra niña de 11 años que dejaron en bragas. Me pongo en contacto con la abogada de derecho penitenciario y derechos humanos que nos ayuda, le explico, hablo con el padre, me dice que “no la dejaron en bragas pero casi, la obligaron a quitarse el sujetador porque pitaba en la cinta, tapándose con una toalla mientras miraban”, hablo con la madre “nos están haciendo la vida imposible”, veo cómo hay que dirigirse al juez de vigilancia penitenciaria… (Nada de esto tiene que ver ya con el boxeo, sino más bien con Derechos Humanos).

A nuestra niña la han desnudado para humillarla.

El boxeo solo ha sido el hilo conductor que nos ha llevado a un problema más gordo (y más oculto).

El boxeo como herramienta, trata de usar el boxeo para calmar la rabia de la niña (trata lo visible).

El boxeo como excusa, trata el boxeo como hilo conductor hasta llegar al porqué del nerviosismo de la niña (trata lo invisible).

Las dos formulas, los dos conceptos son válidos, legítimos y necesarios. Pero trabajan en dos “peldaños”, “niveles” o “alturas” diferentes.

Estos niveles pueden y deben complementarse y coordinarse (nosotrxs derivamos chicos y chicas a escuelas de boxeo), pero tenemos que entender que

“Hortaleza Boxing Crew” nació para estar en el peldaño más abajo de la escalera; en el subsuelo.