¿Qué es el buenismo?

buenismo

Para mí el “buenismo” es Oliver Twist, el niño de la calle bueno, angelical, perfecto, rubio, huerfanito, que no roba, que no miente, que piensa en su mamá muerta, buena, angelical, perfecta, rubia…

Y es curioso, que los que utilizan despectivamente el término “buenista” piensan en la pobreza y en los y las pobres en estos términos.

Por eso no aceptan a los niños o chavales de la calle reales, porque quieren a Oliver Twist. Y Oliver Twist no existe.

Crean de lo bueno un mito inalcanzable, ingenuo… buenista.

Como en el canal 13TV, que después de una tertulia política donde emplean la palabra de forma  despectiva “buenismo”, te ponen la película “Sonrisas y Lágrimas”, o una de Marisol; la nieta buena, angelical, perfecta, rubia…

Buenismo es; “o bueno o muerte”;

 “Estoy en contra del aborto, pero si el niño sale mal y se desvía en la adolescencia-juventud estoy a favor de la pena de muerte”.

Porque concibo al ser humano bueno, angelical, perfecto…  y si se desvía de esto “lo mato, lo elimino, lo encarcelo, no lo acepto”.

Buenismo es; “o legal o muerto”;

Pido a una persona migrante que huye de la guerra que cuando llegue a frontera tenga su pasaporte, certificado de nacimiento, contrato de trabajo, reserva de hotel… o si no que se muera en el Mediterráneo.

Así el Buenista se mueve en un mundo perfecto, donde los niños de la calle son como Oliver Twist, los migrantes huyen de la guerra con contrato de trabajo, y las nietas son como Marisol.

Buenismo no es trabajar por cambiar las cosas a algo bueno y mejor, aceptando “lo malo”, el conflicto, el problema. Buenismo es moverse en términos de “o bueno o nada”, que son términos infantiles; “si el juguete no es perfecto lo rompo”, “si la caja de bombones tiene un bombón que no me gusta tiro la caja entera”, es aquí donde está el infantilismo, la ingenuidad, la inmadurez… el buenismo.

Buenismo es la aceptación únicamente de “lo bueno” sin aceptar “lo malo” (el problema, el conflicto), y por lo tanto no poder tratarlo, ni solucionarlo, ni ponerle remedio.

Contradiciones para nuestra juventud

contradicciones

Los mismos que nos están hablando de “populismo” ponen a Pedro García Aguado (el showman) de Director General de Juventud en la Comunidad de Madrid.

 El mismo Pedro que les dice a los chavales “ser famoso no es una profesión, hay que estudiar para encontrar un trabajo serio”, llega ser a un alto cargo sin estudios, solo por ser famoso de un realityshow de la telebasura.

Los mismos que dicen a la juventud que hay que tener cultura y estudios y educación, crean programas como “Hermano Mayor” para consumo de esos mismos jóvenes a los que dicen “hay que estudiar, tener cultura…”

A la juventud les enviamos continuamente mensajes contradictorios;

  • Se bueno, ¡putos “buenistas”!
  • No hagas bulliying, ¡putos inmigrantes, no hay que rescatarles!
  • No te drogues, toma tu pastilla para el TDAH, y este ansiolítico es para mamá y para papá.
  • Si tienes un problema no lo evites; afróntalo y resuélvelo, ¡Expulsado del instituto un mes!
  • Las drogas son malas, ¡mira Cristiano Ronaldo! tu ídolo haciendo un anuncio sobre casas de apuestas.
  • Hay que hacer caso al juez de Calatayud; un par de hostias a tiempo. Hijo no uses la violencia que es mala. (Condenado por violento a un centro de reforma por ese mismo juez)
  • ¿Pero cómo vas a adorar a esa pandilla, a esa banda? ¡¡¡¡Viva España, yo por la patria muero!!!!! (Lo tuyo es una tontería, lo mío es algo serio).

Contradicciones, contradicciones, contradicciones… hasta volverles loc@s.

El Populismo

Isabel Díaz Ayuso con el nombramiento de Pedro García Aguado, presentador del reality show «Hermano Mayor», como Director General de Juventud de la Comunidad de Madrid, ha marcado un antes y un después en la historia de las Instituciones, espero que algún día se estudie esto en las facultades de Educación. Hasta ahora la estrategia institucional era dar una imagen de profesionalismo técnico, de tal forma que detrás de las actuaciones institucionales, por muy absurdas, ridículas y brutales que fuesen, poderlo justificar desde el «profesionalismo», una especie de «es que tú (común de las personas) no entiendes de pedagogía, psicología, psiquiatría…, no es maltrato es una técnica psicológica muy compleja que no vas a entender por tu ignorancia». Pero las Instituciones de infancia y juventud están tan sólidamente asentadas y la confusión de la población sobre educación es tan enorme, que no necesitan ya ni de esta estrategia del «profesionalismo-técnico-hiper-complicado» y se permiten el lujo de poner como cargo público de gran responsabilidad al showman sin estudios ni conocimientos mínimos. Ya no necesitan ni justificar el maltrato con tecnicismos.
A estos niveles han llegado las Instituciones de infancia y adolescencia.
Si alguien quiere saber más sobre Pedro García Aguado no me escuchéis a mi (siempre hablamos los «profesionales»), escuchar a una chavala victima de este Show televisivo que entrevisté en «Los Sonidos de mi Barrio»:

Mi crítica a Stanley Kubrick

La Naranja Mecánica

“¿Si Dios existe por qué permite el mal?” esta pregunta clásica siempre me ha parecido demasiado obvia de responder. Tanto la novela de Anthony Burgess como la película de Stanley Kubrick “La Naranja Mecánica” contestan a la misma;

Dios tiene que elegir; o nos hace libres o nos hace buenos. Si nos hace buenos nos quita la posibilidad del mal, y por lo tanto la libertad de elegir. Si nos hace libres nos da la posibilidad de elegir, y por lo tanto la posibilidad del mal.

Hacernos buenos sin capacidad de elegir el mal nos convertiría en una “Naranja Mecánica”, en un robot mecánico programado, y por lo tanto ausente de vida propia.

Tengo que reconocer que la película de Kubrick no me gusta, sin embargo la novela de Burgess me apasiona. Veamos la diferencia entre película y novela.

Novela: el protagonista es un adolescente de 15 años.

Película: el protagonista es un joven maduro de veintitantos.

Novela: se refleja la ausencia de los padres y de las madres y en la vida de sus hijos. Si no están trabajando, están viendo atontados la TV. Se muestra una sociedad idiotizada por la tele, donde sus críos crecen solos, sin referentes. Una especie de “El Señor de las Moscas” de William Golding.

Película: no menciona este punto que para mí es esencial. Kubrick (igual que la edición norteamericana de la novela) explican el mal a través de la psicopatía, sin contemplar el contexto social como sí hace la novela.

Novela: teniendo más violencia (por ejemplo, las chicas de la tienda de discos en la película son adultas, en la novela son niñas de diez años, en la película tienen sexo libre, en la novela son drogadas y violadas) no se ensaña ni se recrea en estas escenas de violación como sí lo hace Kubrick. La violencia en la que se recrea la novela es más en la tortura psicológica que sufre Alex (el protagonista) durante la aplicación del “método Ludovico” así como sus consecuencias posteriores, y que Kubrick pasa casi por alto (siendo para mí esencial en la historia), donde la bata blanca de los psiquiatras acaba aterrorizando más que los trajes grises de los carceleros (situaciones muy parecidas en la actualidad en los centros de menores, donde la tortura psicológica es más dura e insoportable que la física).

Película: hay casi una apología de la violencia y de la violación, como si Kubrick quisiese que el espectador (hombre) disfrute a través de las escenas violentas, dándole una dimensión estética (sombras, planos, música…). Y teniendo en cuenta que es la violencia del macho (toda la violencia es ejercida por hombres, se recrea la violación) hace que muchos hombres y adolescentes se enamoren de la película, mientras a muchas mujeres les resulta insoportable de ver.

Novela: uno de los objetivos del “método Ludovico” es desatascar las cárceles y dejarlas solo para los presos políticos. Este punto es un tema filosófico que kubrick no trata (por lo menos de forma explícita), y que para mí es uno de los puntos esenciales de la obra, así como el segundo objetivo; el “método Ludovico” ante la inutilidad de las cárceles, la cárcel como institución ineficaz para combatir el crimen y eficaz para provocar la inadaptación social (tema tabú en nuestra sociedad) que la novela trata más hondamente que la película.

Novela: Alex cambia al final de la historia, madura. El ser humano cambia, la mente es flexible, se desarrolla, las conexiones neuronales son dinámicas. La novela introduce el concepto del Amor como motor de cambio, cosa que Kubrick y la edición norteamericana pasan completamente por alto.

Película: Alex no cambia, es así por naturaleza. Es la cultura de la psicopatía (muy interiorizada en la cultura norteamericana), el individuo portador del gen maligno, el ADN del mal, el determinismo biológico. Así kubrick entra en una contradicción; critica el conductismo al mismo tiempo que no considera que el individuo pueda cambiar por otros métodos, como el amor. Alex en la novela sufre un cambio moral al ver a su amigo enamorado, cambia sin el conductismo. El premio-castigo te podrá frenar los actos violentos, pero no desarrollar en ti la empatía, el descubrimiento del otro, de la otra, como una no-cosa.

Así, las dos visiones de la historia, la novela y la película, son dos visiones mismas de la naturaleza humana; la psicópata-monstro y la humana. Igual que (como hace referencia la obra) podemos elegir entre el bien y el mal, también podemos elegir en cómo ver al ser humano y su naturaleza, que es lo mismo que elegir entre ese bien y ese mal (paradójicamente). Si pensamos que los demás son psicópatas nos acabaremos comportando como psicópatas, si pensamos que en el fondo el ser humano es bueno nos comportaremos más benévolamente. Una especie de “dime en qué crees y te diré en qué te convertirás”.