¿Qué es progresar? Se preguntaba Daniel, el Mochuelo, en “El Camino” de Miguel Delibes.
Progresar era abandonar el pueblo e ir a estudiar a la ciudad.
Yo antes reía, veía a mis amigos del barrio, alguno del cole, charlábamos mientras hacíamos pesas, era como una pequeña comunidad. Hoy el gimnasio, en el mismo local, pero gestionado por una franquicia multinacional, nadie ríe, nadie habla, nadie dice HOLA.
¿Qué es progresar? Se preguntaba Daniel, el Mochuelo.
En los vestuarios hablábamos, charlábamos, hacíamos bromas, mientras nos vestíamos, nos duchábamos… Así pasamos la adolescencia, casi alejados de las drogas. Hoy ese mismo lugar son camarotes, ducha-vestuario individuales de cuatro paredes, no ves a nadie, no hablas con nadie, no oyes a nadie.
¿Qué es progresar? Se preguntaba Daniel, el Mochuelo.
Al entrar al gimnasio veías a Paco, a Hovik, a Nano, a Cristian… personas del barrio, que conocías, que te conocían. Hoy te atiende un hombre que no ríe, que no expresa nada, solo da datos, eficiente como un robot, y que se desconcierta ante una sonrisa, como si no estuviese programado para eso.
¿Qué es progresar? Se preguntaba Daniel, el Mochuelo.
Ayer escuché una noticia por TV; “ha muerto Air Behn, el exmarido de la princesa de Noruega”, no decía SUICIDIO, no decía DEPRESIÓN. Los tabús no se pueden pronunciar en alto, por eso se convierten en PECADOS, en CULPA.
Daniel, El Mochuelo, a solas ya en su habitación, rompía a llorar en un sollozo desgarrador al final de la obra, como una explosión de quien ya no puede más. Como si con ese final Miguel Delibes quisiese contestar a esa pregunta de Daniel, el Mochuelo “¿Qué es progresar? ¿Qué es el progreso?”