
Ayer, discutiendo con el policía que quería dejar a un niño de unos 14 años en la calle muerto de frío, y no meterlo al centro de menores de Hortaleza (que deja como castigo a los chicos y chicas en la calle durante el día y parte o toda la noche), alegaba:
– El menor renuncia a su protección. Por lo que es su voluntad no entrar (era mentira, el chico muerto de frío quería entrar)
Y yo le razonaba:
– Es decir, que si mi hijo de 14 años se va de casa y no quiere volver porque «renuncia a su protección» le tengo que dejar en la calle (la Administración me quitarían la tutela y me denunciaría por abandono y maltrato)
El policía era contundente:
– No compares.
El policía no podía comprender semejante comparación. ¿Por qué? Porque una cosa es un niño y otra un MENA. Una cosa es una persona, y otra un infrahumano. La institución, el lenguaje, la sociedad, está dando a estos niños y niñas la categoría de INFRAHUMANOS. Que deben regirse por otras leyes, otras normas, y otras lógicas.