La Vida Loca

giovanni

Estaba muy contento, porque iban a venir a mis clases de boxeo el Niko y Josue. El primero llevaba un mes en libertad condicional, y el segundo acaba de cumplir la pena en una cárcel de adolescentes, eufemísticamente llamada “centro de menores”.
La clase estaba llena ¡25 chavales! menos mal que otros chicos que ya compiten y saben mucho de boxeo me ayudan a dar las clases, siempre colaboran, hasta uno me dice; “cuando pelee en las Vegas y sea rico haré un gimnasio en el barrio para que puedas seguir dando clases a los chavales” ¡¡qué majo!!
Yo miraba a la puerta de la asociación, y el Niko y Josue no aparecían. Pasaba el tiempo y no aparecían, yo miraba el reloj… y nada. Y de repente, a las 19:40 (la clase había empezado a las 19:00) ¡aparecieron!
Les di un abrazo, les pregunté que tal, y me dijeron;
– Joder Julio, nos ha parado la policía y nos ha tenido una hora ahí registrándonos, interrogándonos… por eso llegamos tarde

No era la primera vez, esto me ha pasado muchas veces con otr@s chic@s y con otras actividades. La policía les espera en la puerta de tal actividad, en tal asociación… porque saben que ahí acuden chavales en conflicto con la ley.

“La vida loca” es un documental de Christian Poveda (asesinado en 2009), es un documental famoso por visualizar el día a día de una pandilla en El Salvador; la mara 18. Lo que más llama la atención es la extrema violencia, y el hecho de que los protagonistas del documental (adolescentes y jóvenes) van muriendo durante el rodaje.
Esto es lo más llamativo. Pero si nos fijamos sosegadamente en el transcurrir del documental vemos problemas que son lugares comunes, y uno era este; la policía les detiene cuando los chicos y chicas acuden a la panadería de la ONG “Homies Unidos” donde se les enseña un oficio. Los chicos se quejan continuamente de que no puede acudir a la actividad, porque la policía aprovecha para interrogarlos, detenerlos…

En una ocasión, estando yo en El Salvador, una ONG hizo una actividad para los chavales pandilleros, en este caso también eran de la mara 18, era un taller de cocina y panadería. La policía se enteró de la actividad, irrumpió violentamente en el acto y se llevaron a la mitad de los chicos detenidos (y luego les soltaron).

Aquí se crea un conflicto entre lo pedagógico y lo policial-penal. El Ministerio del Interior, la policía y el ejército creen profundamente que apoyar a estos chicos es ser cómplice del crimen organizado. Para ellos, el individuo debe ser redimido a través del castigado, el aislamiento y el sufrimiento. Y solo así podrán pagar su deuda con la sociedad. Fijaros; “Pagar la deuda”, la pedagogía penitenciaria y policial ya no utiliza solo el lenguaje jurídico-legal ¡sino también el económico! (pagar la deuda) hasta este punto llega el pensamiento mercantilista.

Este pensamiento, de arreglar problemas sociales con soluciones penales y policiales, es uno de los pensamientos irracionales más interiorizados en la sociedad. Y yo, insisto (ya se que soy un pesado), la reinserción no sirve, porque implica a una de las partes solamente, sin embargo el Encuentro es mucho más eficaz, porque implica a las dos partes, a los chic@s y al resto de la sociedad, los dos deben hacer un esfuerzo para Encontrarse, los dos tienen que poner de su parte. Porque est@s chic@s no vienen de Marte, ni de Júpiter… sino que son hij@s de nuestra sociedad.

El gen del mal, el cromosoma maligno, la psicopatía de asesino en serie… está muy bien para series y películas de intriga y acción. Pero tenemos que empezar a poner los pies en la tierra.

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